Sucede cuando en un centro escolar hay una relación de abuso entre iguales. Esta relación de abuso se caracteriza por agresiones físicas (a la persona o a sus objetos), agresiones verbales, emocionales y relacionales. Son acciones intencionadas (intención de hacer daño), injustificadas, reiteradas y se da un desequilibrio de poder (desigualdad física, psicológica o social)
La ONG Save the Children publicó en febrero de 2016 el estudio “Yo a eso no juego” sobre el acoso y el ciberacoso en España. Participaron 21.487 alumnos de entre 12 y 16 años.
Estudiaron las dos vertientes, los que sufrían agresiones y los que las ejercían y el resultado fue aterrador: Uno de cada diez alumnos asegura que ha sufrido acoso y uno de cada tres ha sido insultado por móvil o internet, además un tercio de los encuestados reconoce que ha agredido físicamente otro compañero en los últimos dos meses, uno de cada diez que lo ha amenazado, el 50% que lo ha insultado cara a cara y el 25%, por las redes sociales.
Quizá sería hora de poner manos a la obra y en vez de tener que tratar a las niñas y niños, a las chicas y chicos que sufren acoso escolar, poner el foco de atención a los agresores para que no se llegue a estas situaciones.
¿Qué tipos de acosadores hay? Fundamentalmente, dos: el proactivo, que actúa solo, suele ser una persona con unas características bien definidas: dominante, poca empatía y se siente cómodo en las relaciones dominancia-sumisión. Y el reactivo, que no sabe manejar las emociones negativas y suele tener una baja capacidad de reacción para afrontar las confrontaciones y situaciones de aversión. Ambos tienen en común que no son capaces de ver el sufrimiento de los demás y en muchos casos han sido ellos la víctima de situaciones de abuso.
El perfil de la víctima de acoso acostumbra ser una persona con una baja autoestima (puede ser consecuencia del mismo acoso). Su situación puede desembocar en fracaso escolar, fobia a ir a la escuela y sintomatología ansiosa y/o depresiva.
¿Y los padres? ¿Qué deben hacer frente a un hijo que comete acoso escolar? Según un estudio de Educo, al 11% de los padres con hijos acosadores les costaría admitirlo o bien restarian importancia a la problemática. El mismo informe destaca que el 56% hablaría con los hijos y que el 63% considera que es la escuela la que debe resolver este tipo de casos.
No es tarea de familia o escuela. Debe ser un trabajo compartido. En primer lugar estar atentos a las señales, ya que hay factores de riesgo que se pueden detectar previamente: impulsividad y bajo control generalizado, comportamientos violentos, tendencia a romper las reglas establecidas, insatisfacción consigo mismos y con su entorno, tendencia al abuso de poder y dificultad de tener empatía con otras personas.
Si no se ha detectado a tiempo y nos encontramos ante un caso de acoso consumado se deben tomar medidas: en primer lugar proteger a la víctima y valorar objetivamente la gravedad de la situación. Después debe haber una sanción por sus actos, sea verbal, académica o en última instancia legal, y al mismo tiempo procurarle asistencia a terapia para aprender a reflexionar sobre su conducta, trabajar la empatía y plantear posibles soluciones para reparar los daños causados. No podemos restar importancia a los hechos ni estigmatizar un comportamiento que se puede modificar con la ayuda adecuada.
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